La historia es algo que ha hecho muy poca gente
mientras que todos los demás araban los campos y acarreaban barreños de agua.
Soy lector de
libros y novelas históricas desde que alguien me regaló Quo Vadis cuando era un
mocoso. Nunca he parado de devorar biografías, novelas históricas buenas, malas
y muy malas y hasta libros serios (la mayor heroicidad cometida en este aspecto
fue leerme los seis tomos de la Historia de España del Marqués de Lozoya que me
regaló mi padre cuando yo tenía 12 años).
Mientras más
historia leía y anécdotas almacenaba, más echaba en falta un hilo argumental
que enlazara todos los datos que se me habían ido metiendo en la cabeza. Pongo
por ejemplo Roma, sobre cuya historia puedo haber leído, sin exagerar, más de
50 libros y todavía no soy capaz de ordenar los rangos de lictores, cuestores,
ediles, etcétera; como también me cuesta distinguir qué hechos son de su
monarquía o su república y de cuyo fin conozco un batiburrillo de hechos que no
tengo muy claro si son fruto de verdades leídas o de películas americanas “de
romanos”, con ese arte que tienen en Hollywood para recrear una Roma de
brillantina y trampantojos.
El defecto que
encuentro en la historia que solemos leer los aficionados es que nos viene
contada en términos de reyes, nobles, papas, batallas y fechas, donde tiene más
importancia una guerra, su fecha y los bandos que participaron, que las razones
que la originaron y donde, además, se nos cuentan los aspectos políticos que
afectaban a una minoría, sin entrar en lo que sucedía en la sociedad, los
cambios en las costumbres, las formas de pensar, las innovaciones tecnológicas,
etcétera.
Descubrí la
historia económica muy tarde, pero para mí fue una auténtica revelación. Por
primera vez empecé a encontrar sentido a los hechos que conocía, a ponerlos en
orden y a entender la senda de la Historia. Me quedé atrapado en el Neolítico,
que antes no tenía ningún significado para mí, cuando descubrí la revolución
económica que supuso y sus implicaciones hasta casi nuestros días. En
definitiva, con la Historia Económica aprendí que era posible caminar a través
de los tiempos sin necesidad de reparar en quien reinaba, quien estaba de papa
o que ministros cortaban entonces el bacalao.
Fruto de tanta
lectura sobre Historia Económica, empecé a hacer unos apuntes, para poner en
orden las ideas que iba aprendiendo y fruto de esos apuntes son estas entradas
de blog, que iré dejando por aquí, poco a poco, según me vaya dando el tiempo.
Por si queréis
acudir a las fuentes que he utilizado, en la pestaña de “Bibliografía utilizada”,
he ido poniendo los libros que me han servido para confeccionar estos apuntes.
Poco a poco, estoy echando arriba el nuevo blog. Por favor, deja tus comentarios.
ResponderEliminarEnrique! Qué placer ver esto !!! Adelante, que tiñe un excelente estilo !
ResponderEliminarMuchas gracias. Tu comentario me da ánimos. Un saludo
Eliminar